ENFRENTÁNDONOS AL COVID-19
A finales de febrero empezamos a temer por una epidemia de Coronavirus
procedente de Wuhan (China) que se extendía rápidamente. En Europa se focalizó
en Italia cuando el día 22 detectaron los 13 primeros casos, y solo 2 días
aumentaron a 204, momento en el que la población tomó conciencia, en sólo dos
días, de que era más serio de lo que en un principio parecía.
Los casos no han dejado de aumentar exponencialmente con lo que todos los
gobiernos han ido tomando medidas conforme se extendía la pandemia en su territorio.
Así, en España, desde el día 14 que se declaró el “estado de Alarma”,
apenas el personal sanitario y algunos sectores imprescindibles están en sus
puestos de trabajo, el resto estamos recluidos en nuestras casas desde donde
intentamos continuar con nuestras actividades.
Con esta situación, colectivos que ya antes eran vulnerables, ahora lo
son más aún, porque se han visto obligados a quedarse completamente solos en
sus viviendas. Pero hay voluntarios muy solidarios y les están prestando ayuda.
No sólo hemos tenido que reorganizar nuestras vidas y actividades a realizar,
sino que también el cómo hacerlas, hemos tenido que adaptar las clases
presenciales al formato teleformación, realizar videoconferencias para el
momento de los debates, adaptar el contenido programático presencial a virtual.
Muchos de los colectivos ya sean de alto riesgo, de discapacidad o por
enfermedad (no nos olvidemos que la población joven también puede estar
incluida) dependen ahora de todos los que de buena voluntad quieran colaborar,
además de los servicios de los cuales ya disponían como ayuda a domicilio,
servicio de alimentación o la teleasistencia.
Éste último va de la mano con el usuario
que le ofrece apoyo y seguimiento. Aportando
información en cómo prevenir el contagio del virus,
preocupándose de cómo está la persona. Esa llamada que sirve para mitigar los
efectos de la soledad, la preocupación, el confinamiento, la incertidumbre… no
deja de evolucionar para adaptarse a las nuevas necesidades de todos los grupos
de población. Se trata de un sistema sencillo para pedir ayuda 24 horas al día,
365 días al año.
Las llamadas al 016 por violencia machista aumentan un 18% durante el
estado de alarma y 168 mujeres recurrieron al servicio de atención psicológica
por WhatsApp (682 91 61 36 y 682 50 85 07) desde que se puso en marcha, el 21
de marzo, hasta el pasado 29. (Estos son datos de España, pero es una realidad
a nivel mundial).
https://elpais.com/sociedad/2020-04-01/el-016-recibe-521-llamadas-mas-por-violencia-machista-durante-el-
estado-de-alarma.html
Para ayudar en estos casos es muy buena la campaña que ha se ha iniciado
en Canarias y ya se está extendiendo por toda España, donde las mujeres pueden
ir a una farmacia y pedir una "Mascarilla 19", donde el personal ya
conoce esa clave y puede iniciar el protocolo de dar la voz de alarma.
Y
QUEREMOS APORTAR NUESTRA REFLEXIÓN
Esto no es más que un tirón de orejas del Planeta. Esperamos que esta
sociedad y la de todos los países, aprendan y aprendamos de esta pandemia. Que
vivíamos muy deprisa y solo para nosotros. Que lo que creíamos importante ya no
lo es, que lo que creíamos imprescindible tampoco lo es, que los caprichos solo
son eso caprichos …
Que somos vulnerables, demasiado, aunque escondidos detrás de una
armadura que se desvanece cuando los problemas se agravan y que gracias al valor, la lucha, el sacrificio, la empatía
y la unión tan necesaria los últimos años, gracias a miles de personas que
están en primera línea de lucha, de orden y de abastecimiento a otros miles de
personas, poniendo en peligro su propia vida, enfrentándose a un virus
desconocido, mortal y muy contagioso y que afecta sobre todo a personas
mayores, aunque parece que no conoce de edades, que estamos todos expuestos.
Esperemos que la cuarentena sirva para paliar el avance devastador del COVID-19
y podamos vencerlo y volver a la normalidad de nuestras vidas.
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